¿Quién dijo que el tan cacareado erotismo chino no existía, que era tan sólo un mito, una falacia ? Pues bien, el erotismo chino existe, y no sólo ligado a las creencias y prácticas religiosas —como ya lo demostraba la novela La alfombrilla de los goces y de los rezos (La sonrisa vertical 77)—, sino que disfrutó indudablemente de muy buena salud y de una exuberante carnalidad.
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