Hermosa, encantadora y a menudo divertida... Romántica a ratos, trágica en ocasiones, cómica, mística... Esta novela nos embarga de emociones muy distintas y nos deja suspendidos en un espacio indeterminado de felicidad, con la secreta esperanza de que el libro no tenga fin.
Benjamin Ziskind, que fue un solitario niño prodigio, se dedica en la actualidad a inventar preguntas para el concurso...