Portada Aquello que solo ves al detenerte
Contraportada Aquello que solo ves al detenerte

Aquello que solo ves al detenerte

Sinopsis de Aquello que solo ves al detenerte

Haemin Sunim, un monje coreano que muchos comparan con el maestro Thích Nhất Hạnh, se ha convertido por su sabiduría y sencillez en el guía espiritual de millones de personas en su país y en todo el mundo a través de las redes sociales. Sus enseñanzas trascienden las religiones y las fronteras y resuenan con personas de todas las edades.

El mundo se mueve rápido pero eso no significa...

Ficha Técnica

Temáticas
Publicación 9 mayo 2017
Presentación Tapa dura sin s/cub. (cartoné)
Traductor Antonio Francisco Rodríguez Esteban
Formato 13.5 x 21 cm
Editorial Zenith
ISBN 978-84-08-17185-0
Páginas 280
Código 0010183789
Tinta ilustraciones interior Integradas en b/n al principio del capítulo

Por qué leer

Motivos para leer Aquello que solo ves al detenerte

Después del fenómeno de Marie Kondo, llega a España un libro que revolucionará tu manera de enfrentarte al mundo.

Este libro nos muestra un giro muy actualizado y moderno sobre el Budismo, con un lenguaje simple y que se puede aplicar fácilmente al día a día para resolver desde problemas de trabajo a sentimentales.

Sobre los autores de Aquello que solo ves al detenerte

Haemin Sunim

Haemin Sunim es un monje budista. Nacido en Corea, se trasladó a los Estados Unidos para estudiar cine aunque en el camino encontró su verdadero destino en la vida religiosa. Educado en la Universidad de California en Berkeley, Harvard y Princeton, es el primer monje coreano en enseñar religión en una universidad de los Estados Unidos: la facultad de Hampshire en Amherst, Massachusetts. Haemin Sunim divide su tiempo entre Nueva York y Corea del Sur.

Retrato de  Haemin Sunim

Otros libros de Haemin Sunim

Opiniones

Comentarios y valoraciones sobre Aquello que solo ves al detenerte

Aun no hay comentarios ni valoraciones para este libro. Sé el primero en valorar este libro.

Contenido Extra

Sala de prensa de Aquello que solo ves al detenerte