Javier Sierra, el autor, en la continuación de su obra El maestro del Prado, trata de hacernos entender que el arte pictórico hay que mirarlo con ojos más profundos que lo que se ve a simple vista, es decir, más allá de su estética y belleza. El argumento de la novela nos presenta a un joven Javier Sierra que persigue entender lo que representan las pinturas rupestres, y otras obras de arte de la historia del arte. Y, a la vez, tenemos la historia de los opuestos que tratan de evitar que la humanidad vuelva a aprender a leer los mensajes ocultos que guardan los cuadros y pinturas. A pesar de que la obra puede parecer una monografía de investigación novelada, tiene también otra que es, o aparenta, una novela. En realidad, es una novela bien estructurada que narra una historia que interconecta dos tramas distintas, pero semejantes. Teniendo como tema principal ilustrar sobre los saberes que han quedado plasmados en las obras maestras de la pintura desde la Prehistoria y que hemos ido perdiendo la capacidad de interpretar en su totalidad. El autor, de este modo, nos dice que debemos mirar siempre más allá de lo que se ve a simple vista. Además, también nos alerta de que los niños hasta la pre adolescencia son capaces de ver y conectar con esa otra realidad oculta. Para los adultos es una habilidad que hemos perdido desde hace generaciones y que tiene explicación científica, la cual también aparece en la novela. En sus páginas también encontramos cómo todas las civilizaciones desde la Prehistoria han contado los mismos sucesos, a través de los mitos de las culturas que habitaron regiones dispersas, las cuales no tenían o entre sí pues ni siquiera sabían de su existencia. A la vez alerta del daño que podría producir a la Humanidad perder su capacidad de “soñar” o interpretar el arte desde un punto de vista “mágico” o heterodoxo. Así, también narra una batalla entre la concepción o visualización científica y mecanicista de todo lo que nos rodea contra otra mirada menos cercanos a lo aceptado académicamente. Personalmente, me ha encantado la novela, que tiene un buen ritmo narrativo, y además te hace reflexionar y buscar más allá de lo obvio. Por ello considero que es una lectura bastante recomendable para disfrutar con ella.