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La edad de la inocencia

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Sinopsis de La edad de la inocencia

Al amable mundo de convenciones sociales estrictas en el que se mueve, aparentemente sin roces ni contrariedades, la alta sociedad de Nueva York de finales del siglo pasado, regresa de Europa la inquietante condesa Olenska. Independiente, osada, «diferente», Ellen involucrará muy pronto en su misterio a su joven primo Newland Archer y perturbará sin poder evitarlo el encanto de una vida...

Ficha Técnica

Temáticas
Publicación 1 octubre 1984
Colección Andanzas
Presentación Rústica con solapas
Formato 14 x 21 cm
Editorial Tusquets Editores
ISBN 978-84-7223-213-6
Páginas 302
Código 0010011876

Sobre la autora de La edad de la inocencia

Edith Wharton

Nació en Nueva York en 1862, en el seno de una familia acomodada. Educada con institutrices, abundantes lecturas y viajes al extranjero, se casó en 1885 y, en 1902, publicó su primera novela, The valley of decision, tras la que no dejaría de escribir hasta su muerte en 1937. Vivió en París a partir de 1907, donde acabaría estableciéndose. Durante la primera guerra mundial asumió arriesgadas tareas de ayuda a los aliados, por las que recibió, en 1915, la Legión de Honor. Reconocida en vida como la heredera de Henry James, Edith Wharton es hoy considerada como una de las grandes novelistas de la literatura norteamericana, autora de grandes títulos, entre sus cuarenta y seis libros de ensayo y ficción, como The House of Mirth (1905), Un hijo en el frente (1919), La edad de la inocencia (1920), y The Children (1928), títulos en los que destaca su maestría y su fina, pero no menos demoledora, sátira de los valores sociales establecidos.

Retrato de  Edith Wharton

Opiniones

Comentarios y valoraciones sobre La edad de la inocencia

Juan Jose Santiago Ramirez-10/04/2025

La belleza de la decadencia

Imagen Juan Jose Santiago Ramirez
Cuando Wharton acabó de escribir su novela, de la sociedad que retrataba en ella solo quedaba un pálido reflejo. La edad de la inocencia es la narración de la desaparición de toda una época ante la llegada del imparable, transformador y descreído siglo XX. Los usos y costumbres, plenamente asentados, de la aristocracia financiera en la Nueva York de la década del 1870 están condenados a desaparecer. Ajenos también a su consecuente e irremediable extinción, los individuos que conforman esta exquisita sociedad se mueven por los magníficos salones de sus mansiones preocupados solo por nimiedades. Han hecho de su existencia elegante, entre porcelanas y cuberterías de plata, entre terciopelo y encajes, un arte sublime y vacío. Creen que la realidad ridícula de sus palacios es la realidad que habita el mundo. La vida se rige por estrictos códigos morales y sociales que han de respetarse para poder formar parte de este selecto club: fuera de esta comunidad no existe más que el frío. Solo Newland Archer es consciente de esta hermosa decadencia, desde la noche en que conoce en la ópera a la inquietante y exótica condesa Ellen Olenska, prima de su prometida, la dulce May Welland. Recién llegada de Europa, arrastra un incómodo pasado que choca con este microcosmos absurdo en el que no hay lugar para el desarrollo de la libertad individual. Newland confirma entonces que el universo en el que ha vivido hasta ahora no es ni tan confortable ni tan seguro como creía. La lógica que ordenaba eficazmente la vida se desmorona: no puede contestar a ninguna de las nuevas preguntas; no explica tampoco cuál es la posición auténtica que ha de ocuparse en la propia existencia. Y surge ahí el dilema trágico: dejarse arrastrar por la costumbre impuesta o romper con los convencionalismos y atender solo a los propios deseos; tan peligrosos son los unos como los otros.