Discurso de ingreso de Santiago Ramón y Cajal en la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Para Ramón y Cajal todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro y, convencido de que toda obra grande es el resultado de una gran pasión puesta al servicio de una gran idea, ofrece en los primeros capítulos una serie de consejos y advertencias a los jóvenes...