Imprescindible
Portada Una habitación propia

Una habitación propia

(3)

Sinopsis de Una habitación propia

La obra cumbre de Virginia Woolf y uno de los textos fundamentales del feminismo.

En 1928 a Virginia Woolf le propusieron dar una serie de charlas sobre el tema de la mujer y la novela. Lejos de cualquier dogmatismo o presunción, planteó la cuestión desde un punto de vista realista, valiente y muy particular. Una pregunta: ¿qué necesitan las mujeres para escribir buenas novelas? Una sola...

Ficha Técnica

Temática
Publicación 7 abril 2001
Sentido lectura Occidental
Colección Biblioteca Formentor
Presentación Rústica con solapas
Traductora Laura Pujol
Formato 13.3 x 23 cm
Editorial Seix Barral
ISBN 978-84-322-1964-1
Páginas 160
Código 0000913161

Sobre los autores de Una habitación propia

Virginia Woolf

Hija del conocido hombre de letras Sir Leslie Stephen, Virginia Woolf nace en Londres el 25 de enero de 1882, y vive, desde su infancia, en un ambiente densamente literario. Al morir su padre, Virginia y su hermana Vanesa dejan el elegante barrio de Kensington y se trasladan al de Bloomsbury, más modesto y algo bohemio, que ha dado nombre al brillante grupo formado alrededor de las hermanas Stephen. En 1912 se casa con Leonard Woolf y juntos dirigen la Hogarth Press. El 28 de marzo de 1941, la genial novelista sucumbe a la grave dolencia mental que la aqueja desde muchos años atrás y se suicida ahogándose en el río Ouse. Además de Las olas (1931), Virginia Woolf fue autora de novelas tan importantes como El cuarto de Jacob (1922), La señora Dalloway (1925), Al faro (1927), Orlando (1928), Los años (1937) y Entre actos (1941).

Retrato de  Virginia Woolf

Opiniones

Comentarios y valoraciones sobre Una habitación propia

Verónica Valdivia-04/08/2024

Sí lo recomiendo

Imagen Verónica Valdivia
Un libro que habla de la poca o nula libertad que tenía la mujer en esa época para expresarse a través de la literatura y de lo criticada y condenada que era en los libros escritos por hombres.🥴 La autora defiende que para que una mujer pudiese escribir en 1928 necesitaba no solo de la privacidad de una habitación propia, sino también de la estabilidad económica que brindaba la libertad de expresarte sin miedo. Alegaba que el mayor obstáculo de la mujer hacia la literatura era la pobreza. Decía que las mujeres que lograron el éxito literario en el siglo pasado lo habían hecho dejando de lado las rivalidades contra el sexo opuesto y que las iraba por haber escrito en la penumbra y con demasiado ruido de fondo. Me gustó bastante la objetividad de su texto y su resolución del conflicto. Sin duda hubo ocasiones en las que no estuve del todo de acuerdo con ella, pero es por eso que me gustaría leer más de ella, y además como ella misma lo dijo: "Cuando un tema se presta mucho a controversia (...) uno no puede esperar decir la verdad. Solo puede explicar cómo llegó a profesar tal o cual opinión".

jprescritor-06/06/2024

Lectura obligatoria

Imagen jprescritor
Una habitación propia comenzó siendo un discurso que la propia Virginia Woolf tenía que dar sobre las mujeres y la literatura… pero se le fue de las manos. Y, aunque la exposición en sí se tuvo que acortar, meses más tarde se completó y editó como lo que hoy tenemos en nuestras manos. Cuando Virginia Woolf tuvo delante el tema del que debía hablar, se planteó una pregunta: ¿qué necesita una mujer para escribir una novela? Y dio una respuesta simple: dinero (unas quinientas libras al año) y una habitación propia con un pestillo para que nadie pudiera entrar sin permiso. ¿Desde cuándo las mujeres han estado vinculadas con la literatura? ¿No han sido los hombres, hasta muy recientemente, los que se han creído superiores a ellas? Con estas preguntas afirmando hechos irrefutables, Woolf iniciará una reflexión que abarcará casi todo este ensayo. No sería hasta el siglo XIX, con figuras importantes de la literatura como Jane Austen, las hermanas Brontë o George Eliot, cuando las novelas escritas por mujeres comenzarían a resurgir en un mundo escrito por los hombres; peleado en guerras por los hombres; y dirigido, en su gran mayoría, por los hombres. Pero, cuidado, que esas mujeres a las que tanto temen esos hombres, a las que siempre han ninguneado o a las que no les han permitido ejercer determinados oficios o escribir determinados manuscritos, han concebido a los millones de seres humanos que conforman este mundo. Así lo analiza la autora, volviendo siempre al origen de la charla. ¿Qué hubiera pasado si William Shakespeare tuviera una hermana, para nosotros desconocida? ¿Habría podido escribir igual que él? ¿La habrían aceptado en la escuela de arte dramático o habría podido actuar en una obra de teatro? Woolf sostiene que no y que la literatura habría sido distinta si el movimiento feminista hubiera empezado en el siglo XVI y no doscientos años después. Con una prosa impecable y unas reflexiones que llegan desde muy dentro de la Virginia Woolf que muchos ya conocemos, vemos verdades que hoy en día aún salen en debates de la televisión y en otro tipo de ensayos o pódcast. Leer Una habitación propia es descubrir que la modernidad sobre los derechos de las mujeres (al menos en esa Inglaterra, donde hacía ya nueve años que se les había concedido el poder votar), ya flotaba en el aire de algunas pensadoras durante aquellos locos años veinte.