Elsa, una joven pintora, se ha visto obligada a abandonar su casa ante unas amenazas de muerte de las que desconoce la razón, y marcha a otra ciudad a vivir con su abuelo. En esa suerte de exilio que nadie desea tomar en serio, Elsa se adentra en las intrincadas relaciones humanas, que había descuidado para dedicarse a la pintura, y se mueve entre la propia historia de su familia y, sobre todo,...
Ficha Técnica
Temática | |
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Publicación | 22 octubre 1999 |
Colección | Autores Españoles e Iberoamericanos |
Presentación | Rústica con solapas |
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Formato | 14.9 x 22 cm |
Editorial | Editorial Planeta |
ISBN | 978-84-08-03370-7 |
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Páginas | 328 |
Código | 0000500672 |
Por qué leer
Premios que ha recibido Melocotones helados
Sobre la autora de Melocotones helados
Espido Freire
Espido Freire debutó como narradora con Irlanda, galardonada con el Premio Millepage. Poco después publicó Donde siempre es octubre y la obra con la que se convertiría en la ganadora más joven del Premio Planeta: Melocotones helados. Merecedora del Premio Ateneo de Sevilla con Soria Moria y del Premio Azorín con Llame Alejandra, es autora de numerosas novelas, varias colecciones de cuentos, novelas juveniles y libros de poemas. Entre sus obras publicadas por Ariel destacan Para vos nací, Quería volar, Primer amor y Los malos del cuento.

Otros libros de Espido Freire
Opiniones
Comentarios y valoraciones sobre Melocotones helados
jprescritor-14/03/2024
Una novela para leer con calma y valorar sus silencios

Melocotones helados es una novela de Espido Freire, galardonada con el Premio Planeta 1999. Elsa grande ha empezado a recibir amenazas de muerte en su casa, en el trabajo y no tiene ni idea de por qué. Al final, por recomendación de sus padres, decide irse al pueblo, con su abuelo Esteban y alejarse un tiempo de aquella situación hasta que las aguas se calmen un poco. Allí, entre cajas y polvo, Elsa encontrará antiguas invitaciones de boda, con menús donde unos melocotones helados (cuya receta se ha perdido) llaman su atención. Esto reavivará los recuerdos de Esteban durante la guerra y su aventura con las Kodama; la pastelería con su mujer, Antonia; el nacimiento de Miguel, Carlos y Elsita; y, la desaparición de esta última, cuya voz aún se escucha por los momentos que rodean el pueblo. Y, si aguzamos el oído, sus gritos avisando a Elsa pequeña, la prima de Elsa grande, sobre la secta del Grial que la tiene presa, reverberarán aquí y allá donde padres, hijos, sobrinos, nietos y demás antepasados, un día, cruzaron sus miradas. Entré en la novela sin saber bien lo que me encontraría. Empieza con una huida por amenazas, pero luego nos va desarrollando la vida de los diferentes personajes que tienen algún vínculo con Elsa grande: desde la juventud de su abuelo y todo lo que vivió tras la guerra, hasta su relación más íntima con Rodrigo, su novio. Gracias a un comentario que nos envió Espido, al club de lectura de Accenture y los literatos, sobre la obra, se aclararon algunos puntos que dieron aún más significado a la historia que nos presenta. Los silencios; los secretos que mantienen todos los personajes y que no comparten con los demás; esos secretos que decidirán el destino presente y futuro. La novela está maravillosamente escrita, algo en lo que hemos coincidido todos, y tiene una fluidez que impide perderse. Conoces a los personajes y sabes que volverás a cada uno de ellos en cualquier momento, sin necesidad de preocuparte por quiénes son en un primer encuentro. Los saltos temporales están muy bien hilados y el final, devastador, resuelve todos los misterios de golpe. Incluso, a título personal, veo a la autora reflejada en el personaje de Blanca y los trastornos alimenticios que sufrió. Como conclusión, Melocotones helados no es una obra feliz, aunque sí se puede interpretar cómo determinados personajes inician una nueva vida y otros la terminan. La toma de decisiones y la época social marcarán nuestra vida para bien o para mal. Nosotros tenemos el poder de cambiar las cosas o de, por lo menos, mejorarlas. En definitiva, como fan incondicional de la autora, solo me queda recomendaros la obra y pediros que la leáis con calma, sin prisa, sintiendo cada palabra y, yo creo, podréis sumergiros perfectamente en la misteriosa historia de las tres Elsas.