Quedará el amor

Una vez más, Alice Kellen no defrauda. Una novela más madura pero sin dejar esa reflexión que tanto me gusta de Alice. Saborear cada página de esta historia es una delicia. Garantía de risas y lágrimas.

En 1996, Margot es una mujer de 34 años que trabaja limpiando el hospital en el que conoce a Cedric, un anciano que está en cuidados paliativos. Sin darse cuenta, surge una amistad muy especial entre ellos, y como Margot necesita un trabajo extra porque tiene muchas facturas que pagar, los hijos de Cedric la contratan para que le haga compañía durante más tiempo. En los ratos que pasan juntos, Cedric le cuenta su historia de amor con Jane desde 1939 y cómo la vivió siendo un soldado de la Segunda Guerra Mundial. Esta novela ha sido como un abrazo y me ha parecido tan real que sentía que estaba viajando en el tiempo entre Edimburgo y Cornualles. Creo que Quedará el amor es mucho más que una historia de amor: es una historia de la guerra, de la familia, de la vejez y el paso del tiempo, de lo que realmente importa en la vida. Este libro te regala muchas reflexiones y de una manera o de otra todo el que lo lee se lleva un aprendizaje, porque pone sobre el papel sentimientos que son difíciles de expresar. Me ha gustado mucho la forma en la que se trata la trama de la guerra, porque va más allá de la historia que todos conocemos y se muestra desde una perspectiva muy humana. Los personajes son el motor de esta historia y están tan bien construidos y se sienten tan reales que hacen que la novela sea especial. Margot es una mujer con los problemas de una madre soltera que no llega a fin de mes, me ha encantado que no se haya idealizado su personaje y que no se la haya mostrado como la típica “madre valor” que puede con todo a pesar de los problemas. Ha sido muy humana y cualquiera podría sentirse identificada con ella. Cedric también se siente muy real, tanto en el presente siendo un anciano cascarrabias que no hace caso de lo que le dicen sus hijos, como en 1939 cuando le ocurren las cosas importantes que cambian su vida. Los personajes secundarios son muy importantes: los hijos de Margot, Peter y Ana; su amiga Eleanor; Graham, el hijo de Cedric; Jane… Todos los personajes son imperfectos y eso hace que sean creíbles, que den forma a toda esta historia y que seas capaz de empatizar con todos ellos. Es una novela llena de nostalgia, tierna y que te abraza el corazón. Está escrita con cariño, de una forma fluida y fácil de leer pero cuidando los detalles y transmitiendo todas las emociones para hacerla real. La forma en la que la historia salta de 1996 a 1939 es muy natural, en otras ocasiones puede ser un lío tanto viaje en el tiempo, pero está muy cuidado y ambos tiempos conectan perfectamente. El final me ha parecido perfecto, a pesar de que todos nos imaginamos cómo va a acabar y es inevitable que te emocione, creo que no ha caído en sentimentalismos ni tópicos y se ha tratado de una forma muy realista. Quedará el amor te hace reflexionar sobre el paso del tiempo y las decisiones que tomamos a lo largo de nuestra vida, te enseña a apreciar lo especial que es lo cotidiano. Esta historia es un regalo lleno de aprendizajes.